También eran habituales las pinturas corporales y practicaban mutilaciones como la deformación craneana y la mutilación dentaria. Hacia 1570 los jubones se volvieron más acolchados, con rellenos de harapos de algodón, crin de caballo y borra, mientras que los calzones se llevaron más abombados, como los gregüescos de origen español, que estaban acolchados hasta mitad del muslo.