En 1992, la entidad pasó a convertirse en una sociedad anónima deportiva tras la entrada en vigor de la ley que las regulaba, y por tanto se modificó el sistema de elección de presidente, pasando de ser elegido por los socios del club, a ser elegido por los accionistas de la sociedad. El Athletic llevó el peso del juego, y los defensas contrarios se emplearon con rudeza para detener sus embestidas.