Se buscaba una nueva forma de concebir las prendas que permitiese su comercialización sin tener un sello de «acabado», mostrando de forma abierta los elementos técnicos que generalmente permanecen ocultos, como las puntadas de remate, las pinzas, los forros y otros detalles que otorgaban una sensación de estar en proceso de confección. Teófila sabe por experiencia que aquí, en su sancta sanctortum, se limpia el polvo sin cambiar de sitio un solo papel.